En el verano de Grindhouse, de los Simpsons (la película), del Ultimátum de Bourne y la Jungla 4.0 (o cómo arrastrar un título mal elegido durante casi dos décadas), la clara ganadora ha sido la maravillosa Ratatouille. La mejor película, se entiende. Pero yo, que me engaño a mi mismo con lo de que tengo mi propia agenda, me quedaré siempre con una hora y media de
Steve Carell.
Fuimos a ver
Evan Almighty (el título en español es tan desafortunado como el comentado anteriormente) como premio a una tarde creativamente productiva y cuando pensaba que tendría que justificar mi aparente frivolidad, sus escasos 90 minutos se reivindicaron por si solos. Desde entonces solo he recibido comentarios favorables acerca de ella, todo hay que decirlo. La comedia más cara de la historia, con un presupuesto para promoción "de dimensiones bíblicas", volvía a utilizar el solvente tipo
Gill Sans, que ya adornara los posters de su predecesora Bruce Almighty.

Creado por
Eric Gill en 1928 con la intención de convertirlo en el tipo sans definitivo, Gill Sans se inspira en el tipo
Johnston diseñado en 1916 por el mentor de Gill, el calígrafo
Edward Johnston, para el metro de Londres. Siendo uno de los tipos más legibles, Gill Sans funciona perfectamente para textos en libros y revistas, mientras que sus versiones más gruesas son utilizadas habitualmente en logos como ocurre en los posters de Evan Almighty con su versión
Ultra Bold.
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